El trazo más impresionista del Maestro Villalón puede apreciarse en sus obras dedicadas a la Divina Pastora. La intensidad de colores cálidos y una composición compleja, sobre todo en los primeros planos donde las figuras humanas de la feligresía toman formas casi abstractas, evocan a impresionistas españoles como Joaquín Zorolla y Joaquín Mir, a quienes Armando Villalón estudió con detenimiento y profundidad durante su estadía de formación en Madrid. Pero sus interpretaciones de la Virgen María no son una excusa plástica, sino más bien un tributo permanente, casi cíclico como la tradición misma de salir en procesión con la Divina Pastora cada 14 de enero, que el artista le ofrece a su patrona espiritual, “a mi Virgencita” como le dice cuando se refiere a ella.